Area da penaronda

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Area da Penarronda

La rutpura de la inteligibilidad dialectal por causa del sistema vocálico.

 En el año 1993 fui destinado en una pequeña población de la Ribera Baja valenciana. En aquellos días estaba preocupado si iba a tener problemas con el idioma, pues mi trabajo exigía un trato diario con el público. Los días antes recuerdo que me aloje en un hotel en Cullera y estuve escuchando la televisión valenciana, llegando a la conclusión de que no iba a tener problemas, pues era relativamente fácil reconocer el sentido de lo que se hablaba. Mi sorpresa es cuando al día siguiente tuve que tratar con las pesonas de a píe, que no habían ido a ninguna academia y que hablaban la lengua vernácula no afectada por la influencia castellana, me di cuenta de que no entendía nada, de nada, exactamente igual que si me hablasen en chino, no entendía absolutamente nada. Muy poco que ver con lo que había oído el día anterior en la televisión.

Cualquier  catellano parlante que oiga la televisión gallega, valenciana o incluso la catalana no tendrá problema para entender que se dice. La mayoría de los interlocutores que intervienen son personas cuya lengua materna es la castellana y lo único que hacen es traducir a su lengua materna en virtud de un código prestablecido. Bajo un aparente dominio técnico de la lengua demuestran una absoluta ignorancia de la correcta pronunciación y de los giros de la lengua popular. Un caso parecido pasa entre nuestros políticos que por circunstancias de la vida deben desenvolverse en una lengua que no es la suya y que arrastran por los en mitines y platós de televisión de forma realmente bochornosa. Véase el caso del último debate en la autonómicas gallegas, que para cualquiera que conozca la lengua gallega creo que no necesita comentarios.

Y es que contrariamente a lo que se postula por muchos, la inteligibilidad entre dos lenguas no depende de tantas o cuantas palabras raras o de aquel alófono o disimilación de determinada vocal o consonante, sino de la entera estructura vocálica en su conjunto que constituye el verdadero armazón de la lengua y que excluye la inteligibilidad entre lenguas tan próximas como son las lenguas romances. Cualquier castellano hablante, sin tener conocimientos de francés o italiano no tendrá problemas en detraer la mayor parte del contenido de un texto escrito, pero ese mismo hablante le resultará imposible de toda imposibilidad entender ni una palabra de ese mismo texto verbalizado por un hablante nativo sino tiene unos conocimientos mínimos de italiano o francés. Igual sucede entre el portugués y el gallego, las grafías entre ambos idiomas son prácticamente idénticas, pero en la práctica la pronunciación es tan diferente, que dificulta enormemente la comprensión entre dos interlocutores.

Un ejemplo de lo que estoy hablando es el que sucedió con cuatro vecinos de la localidad de El Franco donde soy originario no hace muchos años. Los buenos paisanos acordaron ir a Oviedo a pasar el día, y como se había hecho tarde decidieron coger un taxi entre los cuatro. En el curso del viaje estuvieron hablando en su lengua materna durante todo el viaje, comentando lo sucedido durante el día, el hecho es que terminado el viaje el taxista les dice, «no sé en que lengua han estado Vds. hablando, pero no he entendido ni una palabra de lo que han dicho» Lo curioso del caso, no es sólo la falta de ruptura de la inteligibilidad, lo que puede ocurrir en ocasiones en mayor o menor medida entre hablantes castellanos, sino el hecho sorprendente es, que una persona que estaba acostumbrada a tratar con toda clase de gentes en Asturias, no fuera capaz de reconocer el idioma en que estaban hablando.

En el caso del eonaviego la diferencia con cualquier hablante del resto de Asturias es manifiesto. García García, el autor de «El habla del El Franco», lo entendía así, señalando que la supuesta diferencia en el vocalismo no se limita a las semiabierta redondeadas  ε y - ɔ como pretendía Menéndez Pidal, y a los correlativos diptongos -ue y -ie,  sino a todas las vocales existiendo un desplazamiento de los formantes en todos los casos que se separan de los correlativos castellanos, de modo que palabras que aparentemente de acuerdo con su transcripción escrita se pronunciarían igual en realidad no se parecen en nada resultando complejo reconocerlas para un hablante no familiarizado con esta forma de pronunciación.

Este sistema vocal se presenta estable en todo el territorio eonaviego,  existiendo una similitud en los formantes obtenidos de los diversos sonidos vocales tónicos por García García para El Franco (GG, 1976) y Fernández Vior para Vegadeo (FV 1997):

• ä vocal central abierta: f1 =700 y f2 =1350 hz (FV); f1 =750 y f2 =1500 hz (GG)

– a: vocal central abierta alargada: f1 =870 y f2 =1463 hz (FV); f1 =800 y f2 =1537 hz (GG)

– a anterior (velar): f1 =700 y f2 =1300 hz (FV); f1 =715 hz y f2 =1400 hz (GG)

– ɑ posterior (palatal):

• e vocal semicerrada posterior: f1 =450 hz y f2 =1900 hz (FV)

– e semicerrada anterior afectada por sonido anterior: f1 =475 hz y f2 =1700 hz (GG)

– e semicerrada anterior afectada por sonido posterior: f1 =525 hz y f2 =1800 hz (GG)

• ɛ vocal semiabierta posterior: f1 =700 hz y f2 =1800 hz (FV)

• o vocal semicerrada anterior: f1 =490 y f2 =1015 (FV); f1 =500 y f2=1075 (GG)

• ɔ vocal semiabierta anterior: f1 =555 hz y f2 =1100 (FV): f1 =600 hz y f2 =1100 hz (GG)

• i vocal cerrada anterior no redondeada: f1 =337 y f2 =2300 (FV); f1 =400 y f2 =2600 hz (GG)

• u vocal cerrada posterior no redondeada: f1 =350 y f1 =1185 (FV); f1 =400 y f2 =925 hz (GG)

Si se compara con las correlativas castellanas las diferencias son manifiestas en todas las vocales estudiadas:


Y es que contrariamente a lo que se suele postular el eonaviego presenta una idiosincrasia propia que impide la intelegibilidad con el resto de Asturias, incluso las comarcas más próximas. Esto no porque los vocablos sean muy diferentes, de hecho el superestrato lingüístico del eonaviego no es distinto del resto de las demás lenguas peninsulares, sino por la forma en que se integra dentro de la estructura fonética. Ciertamente, los hablantes del Eo-Navia no sólo han participado durante siglos de la misma coyuntura social y cultural como consecuencia del proceso político de integración peninsular, sino sobre todo han estado sometidos a la influencia de la lengua dominante, por el hecho de la oficialidad del castellano y el carácter bilingüe de la población, lo que determinó que participase del depósito léxico común a todas las lenguas peninsulares. En tal sentido en el eonaviego podemos encontrar básicamente los mismos germanismos, arabismos, galicismos, occitanismos, etc. que en castellano o cualquier otra lengua peninsular. Pero si la base es la misma los procesos lingüísticos son muy distintos como consecuencia y efecto de la diglosia que limita los intercambios entre dos idiomas que cuentan con una funcionalidad muy diferente.

En el caso del eonaviego, al que se identifica como chapurriau en la encuesta Alpi, su uso ha tenido un carácter peiorativo en líneas generales y se vincula a la familia nuclear en el que  la lengua ha desempeñado en tiempos pretéritos un rol fundamental para definir la posición de las personas. En este sentido el cronista local Fernández Fernández, hacia 1898, señalaba cómo en una obra pía de principios del siglo xix, por otros admirable, el Colegio Seminario de San Juan de Prendones, a pesar de las buenas intenciones de su fundador, se refiere en estos términos a la instrucción de los niños, y en el que veladamente se puede ver la necesidad de erradicar la fala. Dice el indicado autor: «Sus trece capítulos, -se refiere don Marcelino a los estatutos de la fundación- demuestran muy claramente la piedad del autor, previene a los maestros la obligación de admitir y enseñar a todos los niños por igual y sin distinción. Advierte también a los maestros que cuiden la limpieza y decencia de los niños y mucho principalmente que hablen con toda perfección la lengua castellana. » A nadie se le escapa que el autor relaciona la miseria, y pide que cuiden la limpieza y decencia, con el uso de la "fala" por los niños, "hable con toda perfección la lengua castellana". 

El rol social familiar y la posición social  ha blindado hasta no hace poco tiempo de interferencias y ha definido la condición del hablante. Se explica así, el uso de vocablos distintos según el contexto empleado morir con 'r' débil en caso de personas y morrer con 'r' fuerte en caso de animales, el empleo del femenino en el sistema de artículos o en diminutivos o la exclusión de la lengua en cuestiones de gravedad. 

Ciertamente la consideración de la lengua ha cambiado radicalmente en este último siglo, pero todavía se resiente por la ignorancia y falta de conocimiento de los fundamentos de la lengua y la identificación de determinados giros como procesos de transición, punto este auspiciado por las autoridades de El Principado. Con todo, el bilingüismo ha sido una realidad clara en los concejos eonaviegos hasta la generalización del contacto con lo urbano, en el que los hablantes asumían un rol distinto de la lengua según el interlocutor a quien se dirige.  Así lo han entendido también filólogos como Jesús Neira que estudiaron las distintas variedades dialectales asturianas, quien señalaba en el año 1982 « En Asturias prescindiendo del territorio de habla gallega, no hay una situación de bilingüismo, es decir, coexistencia y uso de dos lenguas perfectamente diferenciadas en el sentimiento de los hablantes. En Asturias el castellano es el único medio común de intercomunicación, el bable, en su diversidad de probables, es también una realidad en el hablar regional pero no funciona (ni ha funcionado) como una lengua común de toda Asturias”. No es el caso del eonaviego en el que, como hemos visto, el idioma presenta una funcionalidad propia en atención a la circunstancia y a los interlocutores que intervengan.

El continuum propuesto por Damaso Alonso y fomentado hoy por las Autoridades del Principado es un lastre que ha afectado al entendimiento de esta lengua y propicia la generalización de cliches prestablecidos tan generalizados hoy en el Principado. Puede ser muy relativo para quien se limita al examen de las grafías comunmente empleadas o focaliza su atención en sujetos ya desarraigados del núcleo familiar, pero no es así cuando se trata con los fundamentos de la lengua vernácula, no afectada por lo urbano, en una lengua hablada hasta no hace mucho por la gran mayoría de los hablantes y que se ha mostrado impermeable a los procesos de integración. La ruptura de la inteligibilidad no es distinta, así, de la que sucede en numerosas poblaciones ubicadas entre dominios lingüsticos diferenciados, separados en ocasiones por escasos kilómetros como pueda suceder en muchos pueblos de Salamanca y sus correlativos de Portugal, y esto no por condicionantes políticos o sociológicos, sino por la propia inteligibilidad de la lengua y la funcionalidad que se ha dado a la misma por los hablantes.